¡Este cheesecake contiene un crujiente secreto!

Todos tenemos ideas preconcebidas de cómo deberían ser las cosas, incluidos nuestros pasteles. Por ejemplo, la mayoría tenemos una idea de cómo se ve un cheesecake o tarta de queso: redonda y amarilla. Pero desde hace mucho tiempo, este clásico postre tiene tantos seguidores que ya hay versiones de todas formas, colores y tamaños. Nuestra receta también tiene una presentación muy diferente pero sigue siendo deliciosa.

Vas a necesitar:

Para el recubrimiento:

  • 850 g de queso crema
  • 150 g de mantequilla
  • 100 g de azúcar
  • 3 cucharadas de maicena
  • 1 cucharada de extracto de vainilla
  • 5 huevos

Además:

  • Colorante alimentario rosa

Para la base:

  • 400 g de harina
  • 200 g de mantequilla
  • 200 g de azúcar

Para decorar:

  • 200 ml de crema (nata)
  • 400 g de cobertura de chocolate blanco
  • 1 cucharadita de colorante alimentario
  • Virutas de azúcar de colores
  • Crema batida (nata montada) 

Manos a a la obra:

Para preparar el recubrimiento, pon todos los ingredientes en un bol grande y mézclalo con una batidora eléctrica hasta obtener una textura uniforme. 

Divide la mezcla para el recubrimiento a la mitad y agrega un poco de colorante alimentario en una de las porciones. Reserva las dos mezclas para más tarde. 

Para la base del pastel, mezcla la harina, el azúcar y, de nuevo, un poco de colorante rosa. La masa debe quedar en migas secas. Repártelas sobre la base de un molde redondo (de 26 centímetros de diámetro) previamente cubierto con papel para hornear. Presiona la masa con una espátula o el reverso de una cuchara. Mete el molde al refrigerador durante dos horas. 

Ahora vierte el recubrimiento en el molde alternando las dos porciones. Hazlo poco a poco, siempre vertiendo exactamente en el centro del molde. Después de varias repeticiones vas a hacer el dibujo que este pastel requiere.

Con mucho cuidado, mete el pastel al horno a 150 ºC por 1 hora y media. Después de que se haya enfriado, saca el pastel del molde y colócalo en una rejilla para que se enfríe.

Calienta la crema y agrega la cobertura de chocolate. Revuelve con un batidor manual hasta que se disuelva completamente. Añade el colorante blanco. Vierte el glaseado líquido en el centro del pastel hasta que lo cubra completamente.

Para el toque final, rocía toda la parte superior con las virutas de azúcar de colores y, por último, ponle alrededor algunas gotas grandes de crema batida con la ayuda de una manga pastelera. 

Esta tarta ha transformado la versión original de dos formas: con un divertido dibujo y una cubierta de chocolate. El resultado es muy original y apropiado, sobre todo para fiestas de cumpleaños. Y si quieres seguir causando revuelo con este pastel, ¿por qué no usar un color alimentario distinto y cubrirlo con chocolate negro?

Aquí tienes otra receta de cheesecake: se trata de la  riquísima tarta cebra de frambuesas.

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