Lasaña de albóndigas: ¡para chuparse los dedos!

Todos conocemos la cocina italiana y sus exquisitas variantes: innumerables tipos de pasta, lasañas para todos los gustos y la estrella invitada adorada por todos: la pizza. Pero ¿y si te dijéramos que ahora puedes combinar dos de estas exquisiteces? Te presentamos la lasaña de albóndigas con salsa bechamel y jamón cocido. ¿A que nunca se te hubiera ocurrido algo así?:

Ingredientes:

Para las albóndigas: 

  • 1 kg de ternera molida.
  • 40 g de pan molido.
  • 2 huevos.
  • 1 cebolla picada.
  • 1 diente de ajo picado.
  • 2 cucharaditas de albahaca picada.
  • 1 cucharadita de pimienta.
  • 1 cucharadita de sal.

Para el resto:

  • Un poco de aceite.
  • 25 g de mantequilla.
  • 25 g de harina.
  • 500 ml de leche.
  • 11 láminas de lasaña cocidas.
  • 500 ml de salsa de tomate.
  • 400 g de jamón cocido en daditos.
  • 200 g de queso mozzarella rallado.

Instrucciones:

  1. Echa todos los ingredientes para las albóndigas en un bol grande y amásalos bien con las manos. Cuando los ingredientes estén bien mezclados, forma albóndigas de unos 4 cm de diámetro hasta acabar toda la carne. 
  2. Fríe las albóndigas en un poco de aceite caliente por todos los lados. 
  3. Derrite mantequilla en una olla, vierte la harina y mézclala bien. Deja que la mantequilla se convierta en una especie de espuma antes de añadirle la leche. Sazona con pimienta y sal, mezclando todo bien con una varilla. Deja que se haga un rato al fuego y luego aparta. 
  4. Cubre el fondo de una fuente para horno con la mitad de la salsa bechamel, cúbrela con las láminas de lasaña y coloca sobre estas 12 albóndigas. Vierte una cucharada generosa de salsa de tomate sobre cada albóndiga y esparce un tercio del queso mozzarella y la mitad del jamón cocido por encima. A continuación, va así: 4 láminas de lasaña, bechamel, jamón cocido, mozzarella, 4 láminas de lasaña, 12 albóndigas, salsa de tomate y mozzarella. Finalmente, hornea la lasaña a 170 ºC (con opción de ventilador) durante 40 minutos. 

Con unos pequeños cambios, un clásico puede convertirse en un plato fresco e igualmente rico. ¡Permanece atento para próximos clásicos transformados!

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