Pan georgiano: horneado con una deliciosa sorpresa en el borde
¿Alguna vez has probado alguna comida georgiana? ¿No? Pues ha llegado el gran día de hacerlo. Este plato se prepara en un abrir y cerrar de ojos, y el resultado es fantástico. Comprobaremos una vez más que la masa de pizza es muy versátil.
Vas a necesitar:
- 1 porción de masa redonda para pizza
- 1 bola de mozzarella cortada en tiras gruesas
- 5 tomates secos cortados a la mitad
- 200 g de carne molida
- 1 cebolla picada
- 1 diente de ajo picado
- 80 ml de salsa de tomate o tomate concentrado
- Sal
- Pimienta
- 100 g de queso cheddar rallado
- 1 huevo
- 1 cucharada de cebolleta en rodajas
Es muy fácil:
- Empieza como si fueras a preparar una pizza, así que extiende la masa sobre una superficie enharinada. Ahora coloca las tiras de mozzarella cerca del borde, de manera que formes dos paréntesis encontrados, uno en cada lado de la masa. Haz lo mismo con los tomates secos, pero ponlos dentro de la líneas curvas que hiciste con la mozzarella.
- Después, con mucho cuidado, dobla hacia adentro los bordes donde están los tomates y la mozzarella y enróllalos un poco. Para terminar con este paso, presiona las puntas de cada extremo para unirlas. La pieza debe tener la forma de un bote o barca.
- Para el relleno, mezcla en un bol la carne molida con la cebolla, el ajo, la salsa de tomate, la sal y la pimienta. Después reparte todos estos ingredientes sobre el pan. Empareja la superficie y presiónala un poco en el centro con una cuchara.
- Rocía el queso rallado sobre el pan y, por último, parte un huevo sobre el centro, donde presionaste con la cuchara.
- Antes de que le puedas hincar el diente a esta delicia, tienes que meterla al horno precalentado durante unos 25 minutos a 180 ºC. Si es posible, activa la circulación de aire durante el horneado.
Es como uno de esos platos que capturan las miradas de inmediato. Y enseguida viene una escena típica de un anuncio: cortas uno de los extremos con la mano y sacas una tira caliente de mozzarella mientras escuchas el crujir de la primera mordida. ¡A disfrutar de tu pan casero!