Le saldrán chispas a la mesa con estos rollitos crujientes de fresas

Si por alguna razón el café no les hace efecto a los invitados y empiezan a bostezar de aburrimiento, entonces es hora de prender la mesa con estos crujientes rollitos. Ya verás cómo con la primera mordida despierta hasta el abuelo de su sueño profundo y la abuela deja de mirar al infinito. Nadie va a querer perderse uno de estos rollitos y lamer hasta la última partícula del relleno cremoso de fresas.

Vas a necesitar (para 6 porciones):

  • 1 rollo de masa de hojaldre
  • 1 huevo batido
  • 200 g de queso mascarpone
  • 100 g de nata (crema)
  • 20 g de azúcar en polvo
  • 1 cucharada de esencia de vainilla
  • 100 g de fresas picadas
  • 75 g de almendras picadas

Se hace así:

  1. Corta la masa de hojaldre en 12 tiras del mismo tamaño.
  2. Para hacer tus propios cilindros de papel, envuelve un rectángulo de papel para escribir (tamaño DIN A6, más o menos) con papel para hornear. Después, enrolla ambos papeles juntos y dobla los bordes de los extremos hacia adentro. Envuelve cada cilindro con dos tiras de masa. Asegúrate de que las dos tiras se superpongan ligeramente. Al final, deben verse como una espiral. 
  3. Coloca los rollitos de masa sobre una bandeja y barnízalos con el huevo batido. Luego mételos al horno a 180 ºC durante 15 minutos. Después de hornearlos, retira los cilindros de papel con mucho cuidado para que no se rompan los rollos crujientes. 
  4. Para el relleno, mezcla el mascarpone, la nata, el azúcar en polvo y la esencia de vainilla hasta obtener una consistencia cremosa. Para terminar, añade las fresas picadas.
  5. Vierte la mezcla en una manga pastelera y después rellena los rollitos crujientes. Introduce la punta de la manga pastelera en el rollito lo más posible y presiona lentamente para obtener un relleno uniforme. Repite estos pasos en el otro extremo. 
  6. Por último, sumerge un poco los extremos de los rollitos en las almendras picadas.

No te sorprendas demasiado si después de la comida todos los invitados hacen una pequeña siesta. Todavía con algunas migas entre los dientes, soñarán con el delicioso sabor del relleno cremoso que acaban de disfrutar hace cinco minutos. Cuando despierten de este dulce sueño, seguro que te piden la receta para hacer realidad su sueño una vez más.  

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