Un tiramisú divino directo de la botella: ¡simplemente genial!

Necesitarás:

  • 250 g de queso Mascarpone
  • 2 huevos
  • 50 g de azúcar
  • 250 ml de nata (crema)
  • 6  bizcochos "Lenguas de gato" (también conocidos como bizcochos de soletilla o galletas de champaña)
  • 200 g de frambuesas
  • 200 ml de café expreso
  • 500 g de chocolate con leche, derretido
  • batidora eléctrica
  • tijeras
  • 2 botellas de plástico
  • cuencos

Así se hace:

Separa las yemas de las claras de huevo y mezcla las yemas con el mascarpone y el azúcar.

Mezcla hasta que consigas una consistencia suave y cremosa.

En otro cuenco, bate las claras con una batidora eléctrica hasta que quede esponjoso y, en un tercer cuenco, bate la nata hasta que quede a punto de nieve.

Con cuidado, vierte la nata montada y las claras de huevo batidas con la crema de mascarpone.

Toma dos botellas de plástico vacías y limpias y córtales la parte de arriba (el cuello de cada botella).

Después, corta una parte longitudinal de cada botella, desde la parte de arriba hasta el culo. La proporción correcta sería un tercio de la botella, dejando dos tercios intactos. Desliza una botella dentro de la otra, de modo que quede un cilindro con un lado abierto.

Rellena el cilindro con la mitad de la mezcla de mascarpone.

 

Coloca las frambuesas en una línea en el centro.

Remoja los bizcochos uno por uno en el café y colócalos con cuidado encima de las frambuesas.

Ahora añade el resto de la mezcla de mascarpone. Esta vez, coloca cuatro bizcochos remojados en café en el centro y pon las frambuesas sobrantes a los lados.

 

Mételo en el congelador durante 3 horas como mínimo para que tenga la consistencia deseada. A la hora de servir, saca con cuidado el tiramisú de las botellas de plástico.

Ahora añádele el toque de gracia: cúbrelo completamente con chocolate derretido y déjalo reposar.

Si quieres, puedes coronarlo con frambuesas y azúcar en polvo. ¡Y ahora solo queda esperar a las exclamaciones de sorpresa cuando tus invitados vean tu creación!

¡Córtalo, sírvelo y disfrútalo!

Este postre es tan ligero y esponjoso que nunca hará que te sientas pesado. ¿Es esto una invitación a servirte otro pedazo? ¡Date el capricho!

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