Come tanto como un pastor sin ovejas: papas rellenas de carne

Uno suele tener imágenes muy románticas sobre la vida en el campo: todo el día recostado en la hierba mascando una varita mientras las ovejas disfrutan de los tesoros que les ofrecen las verdes praderas. Los grillos cantan, el sol brilla, y en las noches, uno se duerme sobre una piel de oveja y disfruta del aroma de la paja, ¡no sin antes haberse zampado una buena cena!

Vas a necesitar (para 2 porciones):

  • 2 papas grandes horneadas
  • 30 g de mantequilla
  • Sal y pimienta
  • 60 ml de leche
  • Un poco de aceite vegetal
  • 150 g  de ternera molida
  • 1 cebolla picada
  • 20 g de harina
  • 120 ml de caldo de ternera
  • 80 g de guisantes (arvejas)
  • 50 g de zanahorias picadas

Lo hacemos así:

  1. Corta el cuarto superior de las papas al horno y hazles un hueco con la ayuda de una cuchara, sin dañar la cáscara.
  2. Coloca la papa que extrajiste con la cuchara en un recipiente y agrega la mantequilla, la sal y la leche. Tritura la papa con un tenedor y mezcla todos los ingredientes hasta obtener un puré que después vas a verter en una manga pastelera.
  3. Calienta un poco de aceite en una sartén, agrega la ternera molida y la cebolla. Fríe un poco hasta que la carne se ponga marrón. Añade la harina, revuelve muy bien y después agrega el caldo de ternera. Por último, incorpora los guisantes y las zanahorias en la sartén y condimenta la mezcla con una buena porción de sal y pimienta. Deja cocer todo muy bien hasta que se espese.
  4. Rellena las papas con esta mezcla. El pequeño pero muy ingenioso toque decorativo consiste en una cobertura con el puré de la manga pastelera. Ahora mete las papas al horno a 180 ºC durante 20 minutos. 

Si sobra relleno o puré, simplemente puedes servirlo a un lado de las papas. Y si todavía insistes en irte a vivir al campo, también toma en cuenta los aspectos negativos: estar a la intemperie durante los días de viento y frío, ser devorado por los mosquitos en los días de calor y estar alerta todo el tiempo para no pisar las canicas negras o materia fecal de ciertos animales. Tal vez una comida de campo en la ciudad sea suficiente. 

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