Crujiente y suave al mismo tiempo: pasta al gratín

En general, la pasta nos parece un plato muy simple de preparar, pero hacerla en su punto requiere de práctica. Si la cueces demasiado, se pone blanda y pegajosa; si no la cueces lo suficiente, puede terminar dura y chiclosa. Las cazuelas de pasta pueden ser todo un desafío: si se nos pasa la mano de cocción o nos quedamos cortos de salsa, podemos arruinar todo. Así que hemos creado un plan a prueba de inexpertos para prevenir una catástrofe en la cocina. Vamos a agregar una capa muy especial a esta pasta para mantener la superficie rica y crujiente y que los macarrones y el queso queden en su punto...
Vas a necesitar:
- 300 ml de leche
- 100 g de macarrones grandes
- Sal y pimienta
- 180 g de queso cheddar rallado
- 75 g de tomates picados
- 75 g de pan molido
- Perejil picado
Es muy fácil:
- Vierte la leche en una sartén, agrega los macarrones, sazona con sal y pimienta y ponlos a hervir. Asegúrate de revolver con frecuencia para evitar que la leche se queme.
- Después agrega 180 g de queso y los tomates cortados en trocitos. Mezcla todo muy bien hasta que el queso se haya derretido.
- Rocía el resto de queso y el pan molido por encima. Mete la sartén en el horno por 10 minutos a 180 ºC. Si no tienes una sartén apta para el horno, vacía todo en un molde previamente.
La superficie quedará muy crujiente y el interior muy suave. ¡Ya verás cómo se derrite el queso! Y si quieres probar algo realmente diferente, agrega unas papas fritas al pan molido para potenciar el sabor. ¡Que aproveche!