Esponjosa como una nube con un toque de verano: tarta de limón

El verano ha llegado a su fin, comienzas a notar un viento frío por las mañanas y las primeras hojas del otoño empiezan a cubrir el camino. Pero no te deprimas todavía: aún no es tarde para regresar a esos momentos de calidez y relax, pues tenemos la receta de una deliciosa tarta, fresca y suave, que te transportará de nuevo a los días de verano. ¿No te lo crees? Espera a probar nuestra tarta de limón.
Necesitarás:
Para la base:
- 225 g de harina
- 1 yema de huevo
- 140 g de mantequilla
Para la crema de limón:
- 310 ml de agua
- 125 ml de jugo de limón
- 75 g de maicena
- 210 g de azúcar moreno
- 60 g de mantequilla
- 3 yemas de huevo
- cáscara de limón rallada
Para el merengue:
- 4 claras de huevo
- 100 g de azúcar
Así se hace:
- Amasa la harina junto con la yema de huevo y la mantequilla y, con la masa resultante, cubre por completo un molde para pasteles. Hornéalo durante 10 minutos a 200 ºC.
- En una olla, vierte el agua, el jugo de limón, la maicena y el azúcar moreno y llévalo a ebullición hasta que se forme una suave mezcla. Remueve con cuidado y deja que la mezcla se enfríe un poco. Después, añade la mantequilla y las yemas de huevo. Por último, añade la cáscara de limón rallada.
- Para preparar el merengue, bate las claras de huevo hasta que se espesen y añade el azúcar en varias partes mientras revuelves constantemente. Cuando la mezcla se vuelva sedosa y brillante, entonces está lista.
- Ahora vierte el relleno de limón dentro de la base del pastel enfriada formando una capa firme. Añade el merengue por encima y extiéndelo uniformemente. Para el toque decorativo, presiona el merengue con la base de una cucharilla y levántala rápidamente: así conseguirás formar los "picos".
- Por último, hornea la tarta cinco minutos más a 190 °C.
Debajo de una esponjosa y mullida capa de merengue, se esconde un relleno de limón que no podrás olvidar fácilmente. Ya sea como un capricho a media tarde o el postre de una cena con amigos, solo con mirar a este pastel ya te entra el apetito. Y una vez que hayas probado un bocado, ¡no podrás parar!