Precalienta el horno a 170 °C con el calor superior e inferior activado. Sumerge brevemente los barquillos de helado en agua y colócalos en una bandeja grande de horno. Hornea los barquillos durante unos 2 o 3 minutos o hasta que se aplanen.
Saca los barquillos del horno y despégalos con cuidado. Coloca dos cuencos con los barquillos de helado superpuestos, de tal forma que las paredes y el fondo de los recipientes queden cubiertos. Vuelve a meter los cuencos y los barquillos en el horno durante 5 minutos para que queden crujientes. Déjalos enfriar después.
Pon las avellanas tostadas en una olla y agrégales la crema. Calienta todo a unos 70 °C. Apaga el fuego y deja reposar la crema con las avellanas durante unos 15 minutos.
Pon el chocolate picado en un recipiente y añade la crema a través de un colador sobre el chocolate. Deja reposar todo durante 3 minutos. Mezcla bien el chocolate con la crema y reparte esta crema de chocolate en los dos cuencos forrados por barquillos extendidos.
Envuelve dos cuencos más pequeños en film transparente y presiona uno en el centro de cada cuenco relleno de la crema de chocolate que acabas de preparar. Deja enfriar en el refrigerador durante al menos 4 horas.
Entibia el chocolate negro e incorpora las avellanas picadas. Saca del refrigerador los cuencos con los barquillos y la crema de chocolate y retira los pequeños cuencos envueltos en film de plástico. Coloca boca abajo los cuencos grandes en una rejilla.
Vierte la cobertura de chocolate con las avellanas sobre las semiesferas y espera a que se endurezca. Dales la vuelta a las semiesferas y rellena las cavidades del centro con avellanas.
Unta una de las semiesferas con cobertura de chocolate líquido (sin avellanas) y luego pon la otra semiesfera encima para pegar ambas piezas y obtener una sola.