En primer lugar, haz la masa de galletas poniendo todos los ingredientes en un bol y amasándolos enérgicamente con las manos hasta lograr una consistencia homogénea. Envuélvela en film de plástico y déjala reposar en el refrigerador durante 2 horas. A continuación, lava las macetas con agua. Usa un cepillo si es necesario.
Toma la maceta más grande y colócale en el fondo un círculo de papel de hornear para sellar el agujero. Después reparte la masa de galletas uniformemente en la pared interior de la maceta.
Envuelve la maceta más pequeña con papel de horno y ponla dentro de la maceta más grande para que la masa que contiene no se deslice durante la cocción.
Mete las macetas juntas al congelador durante aproximadamente 1 hora y luego hornea todo en el horno precalentado a 170 °C durante unos 70 minutos. Activa la circulación de aire o usa un horno de convección.
Saca las macetas del horno y deja que se enfríen un poco antes de retirar la maceta más pequeña de la grande.
Ahora voltea la maceta con cuidado para que la masa se desprenda del borde, retira el papel de hornear y coloca la maceta comestible boca arriba.
Mientras la masa se enfría, puedes hacer los 2 tipos de mousse. Pon en un bol el queso crema, el azúcar en polvo, el jugo de limón y la gelatina y mezcla los ingredientes con una batidora eléctrica. A continuación, incorpora con cuidado la crema (nata) batida con una espátula de goma o silicona. Luego divide la mezcla en 2 partes. Una mitad se mezcla con la vainilla, y a la otra se le añade el cacao pasado por un colador y el chocolate rallado. Rellena dos mangas pasteleras con su respectiva mousse.
Aplica los dos tipos de mousse de forma alternada dentro de la maceta comestible, hasta llegar casi al borde.
Por último, tritura las galletas Oreo, por ejemplo en una licuadora, y distribúyelas sobre la crema, de manera que parezca la tierra de la maceta. Entierra las ramas de menta en la maceta comestible.
