Pon la mantequilla y el chocolate en trocitos en un bol que a su vez esté dentro de una olla con agua hirviendo. El vapor derretirá lentamente el chocolate, así que será muy fácil mezclarlo con la mantequilla.
En un segundo bol, bate los huevos y el azúcar hasta que la mezcla esté espumosa. Agrega el chocolate en polvo junto con la harina y bate todo hasta que quede suave. Integra la mezcla con la de mantequilla y el chocolate. Mezcla todo muy bien.
Vacía la mezcla final en un molde para seis muffins y mételo al horno durante siete minutos a 220 ºC.
Al servirlos, hay que poner los pastelitos boca abajo en una bandeja y rociarlos con azúcar en polvo. Ahora toma asiento y disfruta. El río de chocolate que fluye del centro del pastelito tiene un solo objetivo: ¡alegrar tus papilas gustativas!